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30 nov 2012

Peregrinación a la Virgen de Punta Corral



Jujuy es una de las provincias argentinas con más tradición y herencia de los pueblos originarios. Visitar los diferentes lugares que tiene Jujuy significa un enriquecimiento cultural para el turista y un mayor conocimiento de las tradiciones y de las costumbres de nuestros pueblos. Se encuentra en la región Norte de Argentina y limita con Chile, Bolivia y la provincia de Salta.

Jujuy recibe a una multitud de turistas que cada año, especialmente en los meses más frescos, se acercan a vivir la cultura, la historia y a conocer más sobre los antepasados.

Uno de los mayores festejos tradicionales en Jujuy es la Peregrinación a la Virgen de Punta Corral. Cada año, una semana antes de la Pascua miles de peregrinos se toman el compromiso de emprender un viaje a pie hacia el Paraje del Santuario de la Virgen de Copacabana de Punta Corral. El viaje no es fácil, pues el santuario está ubicado en la Sierra Andina a una altura de 3.600 metros sobre el nivel del mar, al este de la Quebrada de Humahuaca. Así el esfuerzo para llegar es muy grande.

El tradicional culto a la Virgen de Copacabana de Punta Corral surge en el año 1853 a partir de un curioso acontecimiento: el campesino rural Pablo Méndez encontró una piedra semejante a la imagen de una virgencita, vio una luz y escuchó voces que pronunciaban su nombre. El sorprendido fiel llevó la piedra a su casa y su familia y vecinos comenzaron a rezarle. Uno de ellos pidió por un enfermo que luego de ese momento se curó milagrosamente. Así, su fama se extendió por los cerros y los campesinos comenzaron a concurrir a invocarla y venerar la imagen.

El ritual

Para los quebradeños esta festividad es primordial en Semana Santa, una celebración tradicional que nadie quiere perderse. La peregrinación a la Virgen de Copacabana de Punta Corral comienza los días miércoles, jueves y viernes de la víspera del Domingo de Ramos, cuando parten caravanas de peregrinos rumbo a Punta Corral desde Tumbaya, Tunalito, Maimará y Tilcara. Para subir desde estos lugares, existen 4 senderos:

El primero en Tumbaya, cruzando el Río Grande e introduciéndose por la quebrada del arroyo que desciende desde Punta Corral. Cuenta la historia que esta senda fue construida por los Incas. La longitud del sendero es de 23 kilómetros, aproximadamente. Es el más largo pero también el que tiene menor pendiente.
El camino más corto es desde Tunalito, la desventaja es que tiene mucha mayor pendiente.

Otra de las opciones es la que parte desde Maimará. Es la más difícil. Subiendo por la Paleta del Pintor, se pasa por el Cerro Amarillo, El Churqui, y las Doce Vueltas. Desde aquí podrás apreciar una maravillosa vista hacia la profundidad de la Quebrada de Humahuaca y el Nevado de Chañi.

La otra subida es la que va desde Tilcara por el costado de la Garganta del Diablo, Chilcaguada, y el Apacheta del Abra.

El viaje desde estos pueblos hacia Punta Corral es duro pero hay postas en donde se venden comidas y bebidas, puestos de primeros auxilios y efectivos de Gendarmería con sus cuatriciclos que ayudarán en caso de emergencia. Una vez que los peregrinos llegan, comienzan a ocupar habitaciones y a armar sus carpas para dormir en la montaña hasta el domingo de Ramos, momento en el cual se emprende el descenso.

Ahora es el turno del regreso. Cerca de 20.000 peregrinos concurren para la bajada tanto a Tilcara como a Tumbaya, donde se hacen las principales celebraciones, cargando a la sagrada imagen en compañía de decenas de Bandas de Sikuris (El “Siku” es un instrumento andino, por lo que “Sikuri” significa “el que toca el Siku”). Algunos fieles hacen el recorrido en actitud penitencial, con los pies descalzos, entonando cánticos y oraciones pero la mayoría lo transita silenciosamente.

La procesión sale desde Punta Corral con las primeras horas del alba del día sábado y llega al pueblo al final del atardecer. Uno de los momentos más impactantes es cuando la Virgen llega al pueblo y se siente retumbar la música de los sikuris, se levantan los pañuelos al aire y se arrojan flores recibiendo a la imagen sagrada.

Quienes vayan deberán tener en cuenta que será conveniente emprender la procesión con calzado cómodo y apto para caminos difíciles, con un bastón o palo que ayude a apoyar el cuerpo, ropa cómoda, abrigo, mantas, agua, algo para comer, linterna, velas, fósforos y, por supuesto, carpa o lo que elijas para dormir en las noches.

Ya sea que participes en la peregrinación o que seas un espectador del evento, seguramente lo disfrutarás ya que el colorido y la pasión de los fieles hacen de esta festividad de Jujuy algo muy especial.