Un teatro de ópera de los más importantes del
mundo por su acústica, tamaño y trayectoria. Famoso mundialmente entre los cinco mejores
teatros para la ópera al lado de teatros de cómo Milán y París. El Colón excede lo meramente artístico para
pasar a ser parte del paisaje urbano de la ciudad de Buenos Aires consagrado
como Monumento Histórico Nacional.
Originalmente fue una idea del intendente
Torcuato de Alvear de 1886 y en 1889 mediante licitación pública se aprobó el
proyecto del empresario Ángelo Ferrari. Sucesivamente pasaron varios
arquitectos en su construcción: primero el italiano Francesco Tamborini quien
falleció y continuó su colaborador también italiano Vittorio Meano el cual le
introdujo cambios notables en el proyecto original. Tras su asesinato, continuó
la construcción el belga Jules Dormal a quien se le deben las refinadas
terminaciones interiores y luego varios otros arquitectos quienes le pusieron
su impronta y sus diferentes estilos: el ático griego predominante en el exterior,
líneas generales del Renacimiento Italiano, la arquitectura alemana y su
apropiada distribución, lo bizarro y gracioso de la ornamentación francesa (Art
Noveau). Todos los aportes hicieron del teatro Colón una admirable construcción
ecléctica del siglo XIX. El lugar de emplazamiento fue la manzana donde
antiguamente se encontraba la Estación de Ferrocarril Oeste, enfrente a la
actual Plaza Lavalle. Luego de 20 años de construcción fue inaugurado en 1908.
El edificio ocupa más de 8 mil metros cuadrados
y tiene capacidad para 2487 espectadores sentados y cerca de 400 ocupando
lugares de pie. Su forma de herradura italiana tiene 32 metros de diámetro, 75
de profundidad y 28 de altura.
Su interior está finamente decorado en
colores dorado y escarlata mientras que el escenario tiene 34 metros de ancho
por 35 de profundidad.
Dentro de las instalaciones no solo está la
sala principal sino que también se puede visitar el museo donde se exhiben
instrumentos, trajes y demás elementos de artistas que pasaron por allí y otras
salas menores (salón Dorado, Salón de Los Bustos, etc.). Su administración y
autoridades pertenecen al gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Otra curiosidad interesante es que tiene una
actividad educativa muy importante ya que los trajes, ornamentación,
escenografía y todo lo necesario para las puestas en escena son producidos por
talleres que se dictan en las dependencias del teatro. Cuenta con un Instituto
Superior de Arte, una Biblioteca y un Centro de Experimentación Musical además
de sus cuerpos estables de orquesta, ballet entre otros.
El año 2006 el teatro cerró sus puertas para
someterse a profundos cambios. Una restauración integral en materia tecnológica
que logró devolverle el esplendor de sus años mágicos. Se mantuvo la acústica
original y en el 2010 reabrió sus puertas en el marco de los festejos del
Bicentenario.
Desde compositores como Strauss y Stravinsky
a miles de cantantes tanto internacionales como María Callas y Leonard
Bernstein como nacionales que luego llevaron su arte por todo el mundo, por
citar a Darío Volonte entre otros. Desde bailarines como Anna Pavlova y el muy
querido Julio Bocca a intérpretes líricos, las principales orquestas del mundo y
prestigiosos solistas.
Venerado por artistas y público ya que
representa una muestra de consagración para los primeros y una manera exquisita
de disfrutar la cultura por los segundos, el teatro Colón constituye no solo un
edificio donde se presentan figuras famosas, sino, y más importante, entre sus
paredes se alojan historias, sueños, deseos y gran parte de la historia
cultural de nuestro país. Una mezcla perfecta entre buen gusto, talento,
perfección arquitectónica e historia hacen de él uno de los cinco mejores
teatros del mundo.