Entre
todos los atractivos turísticos que presenta la Argentina se pueden mencionar
festividades típicas, paisajes de todo tipo, microclimas, monumentos, lugares
de esparcimiento, diversión, turismo ecológico y rural, entre muchos otros. Los
caminos complicados y difícilmente transitables también se encuentran en nuestro
país como atractivo. Claro que para acceder
a lugares escondidos, asombrosos y dignos de conocer hay que atravesar
ríos, ondulaciones, cuestas, lomas, encrucijadas, curvas y demás…
El
sinuoso camino de la Cuesta de Miranda es uno de ellos siendo que, sinuoso, en
Argentina y en muchos países del mundo, suele ser sinónimo de peligroso.
Esta
y muchas de estas vías se encuentran en la famosa Ruta Nacional 40 que, siendo
la más larga de Argentina (5 mil km), va desde La Quiaca (Jujuy) a Cabo
Vírgenes (Santa Cruz) uniendo once provincias, atravesando puentes y ríos,
rodeando lagos, recorriendo salares y montañas, conduciendo a parques
nacionales y reservas y hasta conectando con pasos internacionales.
En
La Rioja, la RN 40 conecta Guandacol con Alpasinche. El tramo, casi totalmente
pavimentado permite acceder al Parque Nacional Talampaya y el mismo es fácil
por la baja altura en la que se encuentra y por el buen estado de la carretera;
pero en la bellísima parte de Cuesta de Miranda las cosas se empiezan a
complicar.
Este
tramo, a 2020 metros de altura del paraje “Bordo Atravesado” se debe circular
con mucha precaución, habiendo controlado previamente el vehículo: frenos,
óptima dirección y reacción en caso de emergencia, luces si se transita de
noche y por supuesto con los elementos necesarios ante cualquier contratiempo:
rueda de auxilio, matafuego, balizas triangulares portátiles, etc.
Esta
parte de la ruta es muy sinuosa, de ripio, muy estrecha, de cornisa, precipicios
y con muchas curvas y algunas de ellas muy cerradas (por lo que se recomienda
tocar la bocina en caso que sea necesario). Sin embargo, el lugar es digno es
considerado una caricia al alma dentro de todo lo que se puede conocer en La
Rioja.
Se
accede a Cuesta de Miranda desde la capital de la provincia cuyana tomando la
ruta 38 hacia Patquía y desde allí agarrando la RN 40 rumbo a Chilecito. Se
debe atravesar un pueblo llamado Nonogasta, conocido por sus buenos vinos y
continuar viaje a Soñogasta, un pueblo lleno de nogales.
Al
comenzar el ascenso hacia la Cuesta, el paisaje comienza a cambiar: el verde
predominante empieza a desaparecer y en su lugar el paisaje se vuelve más
rojizo, las piedras crecen y las curvas también. En paralelo comienza a
observarse el río Miranda, mientras las cornisas y precipicios atraen la
atención y causan vértigo a muchos viajeros. Los cactus ahora son parte del
imponente paisaje generando un impacto visual constante.
El
punto más alto de La Cuesta de Miranda se encuentra a 2 mil metros sobre el nivel del mar y es en el
puesto Los Tambillos, lugar donde viven unas cuantas familias y donde se puede
hacer un descanso en un pequeño bar o también realizar caminatas o cabalgatas. Luego
de descansar y relajarse, se puede emprender el regreso, sintiendo que nos
perdimos en la inmensidad de la naturaleza y en el interior de una enorme
montaña.
Imponente,
La Cuesta de Miranda atrae a miles de turistas de todo el mundo quienes se
aventuran a este lugar y no dejan de sacarse fotos en la inmensidad del paisaje
que parece eterno y atrapante.
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